La Catedral
Desde que se termina la catedral románica (1078/1095) la ciudad ha tenido un importante crecimiento en lo económico, en lo político y en lo social. Se plantea entonces sustituirla por una nueva, más grande y actual.
El rey Fernando III, el santo, patrocina en 1221 la nueva construcción impulsada por el obispo Mauricio quien ha conocido de primera mano el nuevo estilo gótico con el que se están levantando las grandes catedrales francesas y se ha traído al "Maestro Enrique" para comenzarla.
Dentro de la Catedral
La Catedral gótica se construye como representación de la ciudad celestial en la tierra para mortales.
Para conseguirlo se inventan recursos como el fuerte colorido que la luz proyecta por las vidrieras, la enorme proporción en altura gracias al arco ojival y los pilares, o el uso de elementos simbólicos como la planta en forma de cruz latina con su cabecera orientada al este.
Puerta del Sarmental
Esta puerta de entrada se calcula que estaba construida en 1240 por lo tanto pertenece a la primera etapa constructiva de la catedral, entre 1221 y 1280 aproximadamente. En 1230 ya se celebra algún culto en el altar mayor mientras se está construyendo esta portada de Sarmental.
Se desconoce el origen de su nombre aunque se apunta a que podría derivar del antiguo mercado que se realizaba en la plaza. En él se venderían entre otras cosas los sarmientos de la vid. Pero sólo es una hipótesis.
Esta es la actual puerta para el acceso turístico. En origen sería la puerta de entrada para el obispo y el clero mientras que el pueblo entraría fundamentalmente por la puerta de Coronería (la opuesta) y que da a los barrios originales a partir de los cuales se ira desarrollando la ciudad.
Con un estilo muy marcado por la estatuaria del original gótico de las catedrales francesas se presenta un mensaje específicamente teológico dirigido a los obispos y religiosos que accedían por esta puerta. Les recuerda a Cristo Maestro transmitiendo la palabra en el libro a los evangelistas, bajo ellos a los apóstoles y abajo, entre las hojas de la puerta, al obispo.
Rosetón de Sarmental
Es el único original de la construcción del siglo XIII.
Desde el interior se muestra la gran vidriera con las características propias de su tiempo tales como el color azul exclusivo asociado a la Virgen María heredado de Francia, la representación del obispo en el centro sentado en su cátedra, y las escenas evangelizadoras alrededor de este.
Hacia el siglo XVI todas las vidrieras originales, ya sufrían un relativo deterioro y se realizaron las primeras restauraciones. En este rosetón se integran las cinco vidrieras inferiores con los escudos del reino y formas geométricas. Ya en el siglo XIX el resto de las vidrieras de la catedral fueron sustituidas por completo. Tan sólo las de la capilla de los Condestables son las de su construcción en el 1492.
Puerta Negra
Es la original entrada (hacia 1270) al claustro alto.
Las hojas de la puerta de roble ennegrecidas las elaboraría Gil de Siloe entre 1492 y 1495. también estuvieron policromadas en origen. En ellas se representan; de un lado la entrada de Jesucristo entre palmas y sobre una burra en Jerusalem, y por otro lado la bajada al "limbo de los justos".
En el tímpano del arco se representa en piedra caliza el bautismo de Cristo en el río Jordán a manos de Juan Bautista con ángeles como testigos y descendiendo la paloma del Espíritu Santo.Dos grupos de tres personajes cierran las esquinas del tímpano.
Relacionado con esta escena, dos pares de estatuas a cada lado de la puerta representan a; los profetas Isaías y David, quienes anunciaron la venida de Cristo, y una Anunciación con el ángel y María.
Capilla de la Visitación
Con esta capilla arranca una nueva fase constructiva en el interior de la catedral. Se irán desmontando y unificando las viejas capillas dedicadas a santos y santas para levantar las nuevas, personificadas por el obispo correspondiente, al gusto del momento y en proporción al poder del personaje.
Sobre el espacio que ocupaba una anterior capilla dedicada a santa Marina el cabildo da licencia al obispo Alonso de Cartagena para levantar su futura capilla funeraria. Parece lógico atribuirle la obra a Juan de Colonia que la realizará entre 1440 y 1442.
En el centro el sepulcro, en del obispo, de cara al altar. Mientras la cama se realiza al mismo tiempo que la capilla entorno a 1442 y por el propio Juan de Colonia, la imagen de don Alonso la realizará 50 años después Gil de Siloe. El resto de sepulcros corresponden a familiares o personas cercanas al obispo.
En el suelo unas gastadas lápidas nos indican más enterramientos entre los que se sospecha están, sin identificar, los del propio Juan de Colonia y su esposa, o el del humanista del siglo XVI Juan Maldonado.
Un gran cuadro pintado en 1890 por Carlos Luis Ribera, representa la toma de Granada por los Reyes Católicos.
Capilla de san Enrique
Es el resultado del estilo Barroco en la arquitectura de la catedral. Se usa la decoración geométrica, lineal y bicolor, las cúpulas y el uso de la entrada de la luz para que forme claroscuros. La música ha conseguido mayor protagonismo y se tiene especial atención en la construcción del órgano. Así como las columnas salomónicas del retablo.
En 1670 el cardenal Enrique Peralta y Cárdenas consigue el permiso del cabildo para unir las capillas de "santa Magdalena / san Andrés" y la de "Ecce Homo" para levantar la actual donde se hará enterrar. Entre las condiciones del acuerdo está la del pago, a cuenta del cardenal, de las rejas que van a cerrar los laterales de la nave central.
En el centro del retablo está la imagen, del Ecce Homo, también conocido como "Cristo de la piedra fría", heredada de la antigua capilla. En el piso superior está la figura de san Enrique rey, santo del que era devoto el cardenal.
capilla de san Juan de Sahagün
Se trata de un espacio absolutamente trasformado en el tiempo. Pilares y arcos cortados sugieren una distinta construcción y orientación, propias de la antigua catedral románica.
En los documentos catedralicios aparece con los nombres de "santa Catalina" desde principios del siglo XIV.
Una cartela en un muro lateral y un escudo con siete estrellas en las claves de las bóvedas nos habla de que fue capilla funeraria de la "familia de los Rojas".
Desde 1765 está dedicada a san Juan de Sahagün cuya imagen ocupa el centro del retablo barroco que desde entonces preside la capilla.
En un lateral asoman dos sepulcros incrustados en el muro. Uno de ellos se asocia al beato Lesmes y la tradición le ha otorgado la capacidad de "curar el dolor de riñones".
Una gran puerta enrejada nos presenta la adyacente capilla de las Reliquias con la que comparte sacristía.
capilla de las Reliquias
Tras dar vueltas por varios espacios de la catedral las reliquias que se habían ido acumulando ya desde la edad media, encontrarán acomodo en esta nueva capilla de 1765 que hasta entonces se había conocido como capilla de san Pedro. Hija de su tiempo esta capilla tienen una marcada decoración rococó.
Desde su construcción en el s. XVIII, en el espacio que ocupaba la antigua capilla de San Pedro de la claustra vieja, mantiene la función de custodiar la reliquias de la catedral. El culto a las reliquias se reavivó especialmente a partir del Concilio de Trento.
En 1761, al construirse la sacristía mayor, se decide buscar un nuevo lugar para las numerosas reliquias que se habían ido atesorando en la catedral desde la Edad Media. Cuatro años más tarde, ya se ha terminado esta nueva capilla. De reducidas dimensiones se accede a ella por la capilla de San Juan de Sahagún, con la que comparte sacristía.
Junto a la sacristía mayor, es hija de su tiempo, de estilo barroco y ornamentación rococó. Construida con piedra de Hontoria, ladrillo y yeso. La cúpula con linterna, que ilumina tenuemente la capilla, está decorada con relieves de estuco sobre fondo azul, donde se representan las virtudes.
Los tres retablos relicarios que hay en ella son diseño del arquitecto José de San Juan de la Cruz, y son ejecutados por Fernando González de Lara, maestro también de la cúpula. En las rejas trabajan los rejeros burgaleses Manuel de la Peña y Melchor Gómez.
En los retablos laterales las imágenes de Santa Casilda y de la Milagrosa han sustituido a las veneradas y antiguas imágenes de la Virgen del Milagro y la Virgen de Oca. Hoy situadas en la capilla de la Presentación y Santa Catalina, respectivamente.
En los inventarios del archivo, se enumeran las reliquias más dispares. Desde las más importantes como el Lignum Crucis, una espina de la corona de Cristo, regalo de Sixto V al condestable, huesos de santos, los cuerpos de Santa Centola, Santa Elena, cabezas, mártires de Cardeña, hasta las más curiosas como un anillo de Nuestra Señora o una zapatilla de la Virgen.
Viaje de las Reliquias por la Catedral
- Muchos fueron los lugares por los que peregrinaron las reliquias de esta iglesia. En el s. XIV, se guardaban en un altar empotrado en el muro de la sacristía, como se indica en los Libros de Cuentas.
- A finales del s. XV, Alonso de Sedano pintó, junto con el maestro de Los Balbases, las tablas de un armario destinado a albergar las reliquias, que se dispuso en la capilla de Santo Tomás de Canterbury, junto a la sacristía.
- Dos siglos después, el arzobispo Alonso Manrique propuso llevar a cabo un nuevo proyecto relicario en la puerta de la Coronería, aprovechando los vanos de la escalera dorada, pero no llegó a efectuarse por falta de medios económicos.
- En 1670, Enrique de Peralta adquirió las capillas de San Andrés y del Ecce Homo para la construcción de su capilla funeraria, por lo que las reliquias vuelven a trasladarse a la sacristía y permanecerán en ella hasta 1765, año en el que se llevan a su actual ubicación.
capilla de la Presentación
En el centro se encuentra el sepulcro del poderoso canónigo Gonzalo Díez de Lerma quien mando construirla entre 1520 y 1524. Inspirada en parte en la capilla de los Condestables y en parte por los gustos que el canónigo adquirió en sus muchos años de trabajo en la Roma renacentista del momento, este espacio es uno de los mejores ejemplos de dicho estilo en la península.
Don Gonzalo Díez de Lerma también se trajo consigo el excelente cuadro de "La Sagrada Familia" pintado por Sebastiano Luciani "del Piombo" entorno a 1525, que está en el neoclásico (1805) retablo actual.
Su sepulcro, realizado en alabastro, es obra de Felipe Vigarny y es de los pocos casos en los que se realiza en vida del representado. Por esta causa la figura es de un hombre con rasgos de viejo en contraste con la mayoría de representaciones "más jóvenes". Los sepulcros que le acompañan pertenecen a miembros de su familia o a colaboradores muy cercanos al prelado. Todos ellos trabajados al detalle por diferentes artistas entre ellos Juan de Vallejo, y con una profusa decoración renacentista en sus líneas y símbolos.
capilla del Santo Cristo de Burgos
La planta alargada de esta capilla se explica porque se reutiliza uno de los lados del claustro de la antigua catedral románica (1078/1221). A lo largo de este tiempo tuvo varios nombres, capilla de la Virgen de los Remedios, capilla de la Santa Cruz.
En 1835 quedará expuesto la excepcional imagen conocida como "Santísimo Cristo de Burgos" traída, no sin largo pleito, desde el cercano monasterio de san Agustín. Es una figura articulada, elaborada en piel de búfalo y realizada con gran realismo. En torno a esta figura se acumulan las leyendas y una gran devoción tanto en el país como en algunos lugares de América Latina.
En la actualidad es una de las capillas, junto con la de santa Tecla, abiertas libremente para los oficios religiosos.
Papamoscas
Este muñeco mecánico que apoyado sobre el reloj marca las horas enteras abriendo y cerrando la boca, es una de las curiosidades más famosas de la catedral. Junto a este, el pequeño Martinillo le ayuda marcando los cuartos de hora.
capilla de santa Tecla
Es la capilla de mayor tamaño de la catedral. Abarca cuatro de las originales capillas y el espacio que ocupaba la antigua parroquia de Santiago que se encontraba tras ellas. Entre 1731 y 1734 se realiza la obra bajo la advocación a santa Tecla que el arzobispo Samaniego importó desde su anterior cátedra de Tarragona. En este tiempo se optará por usar el yeso y la escayola frente a la tradicional piedra caliza lo que provocó que ya en 1740 se hubiese de intervenir en la construcción.
Una enorme cúpula policromada al detalle y un desarrollado retablo de grandes columnas salomónicas y muy ornamentado, muestran la preferencias de aquel estilo artístico, evolucionado del barroco, conocido como churrigueresco. Los cuatro altares laterales recuerdan a cada una de las viejas capillas.
Aquí se encuentra la pila bautismal de trazos románicos que de siempre a conservador la catedral
capilla de santa Ana
El obispo Luis de Acuña y Osorio continúa el nuevo impulso constructivo que arrancó su predecesor Alonso de Cartagena. No en vano concluyó la segunda aguja de las torres y se manda construir, también a Juan de Colonia, esta capilla funeraria en 1477.
El estilo gótico lleva cerca de 300 años de vigencia desde que arrancase en la Francia del siglo XII. Ahora su aplicación se vuelca en una mayor complejidad en elementos esenciales como las bóvedas en este caso. Es el cierre que Simón de Colonia hace en 1488 a esta obra comenzada por su padre Juan. Este es un momento en el que más se van a desarrollar las "familias de artistas".
Otra de esas familias es la que comienza con Gil de Siloe autor del enorme retablo que ya estaba construyendo en 1492. En su centro un árbol que surge del pecho de Jesé enmarca la escena de los padres de la Virgen abrazándose.
Las agujas de las torres
En 1280 se considera que la catedral estaba concluida en su primer perfil gótico. 160 años más tarde (1442) Juan de Colonia a iniciativa del obispo Alonso de Cartagena, comienza a levantar sobre la torre sur el balcón con la inscripción "Pax Vobis" y la aguja calada de inspiración alemana que hoy podemos ver. En 1458 Juan de Colonia termina la aguja de la torre norte ya con el obispo Luis de Acuña como promotor quien mando poner la inscripción "Ecce Agnus Dei" en esta balconada.
Escalera Dorada
Nada mas ser nombrado obispo en 1516 Juan Rodriguez de Fonseca manda quitar una antigua escalera que salvaba el desnivel entre la puerta alta (Coronería) y la planta de la catedral. Al mismo tiempo manda abrir, a pié de planta, la cercana puerta de Pellejería para mantener un acceso a la catedral por este lado norte. Tres años después (1519) presenta el novedoso proyecto que Diego de Siloe le ha elaborado para realizar de nuevo la escalera que reclamaba el pueblo.
Diego ha crecido entre los andamios que su padre Gil de Siloe ha estado utilizando para sus trabajos en la catedral y después ha viajado a la Italia renacentista. Allá ha tomado contacto con los nuevos modelos y soluciones artísticas que aplicará en esta escalera que debe superar un desnivel de más de siete metros sin que tapone la nueva puerta lateral ni se adentre demasiado en la nave. Decide evolucionar una clásica escalera exterior de los palacios renacentistas al interior de un espacio sagrado y aún puramente gótico.
capilla de san Nicolás
Este espacio apenas ha recibido cambios desde que se terminase de construir seguramente hacia 1240.
Mantiene unos rasgos pregóticos, del románico cisterciense, que no vamos a encontrar ya en el resto de la catedral bien porque se sustituyeron en las nuevas capillas posteriores, bien porque no llegaron a usarse de origen. Entre estos rasgos está la escueta decoración arquitectónica, la relativa sencillez de la bóveda, el predominio del muro como elemento de apoyo frente a unas columnas que no llegan al suelo sino que se cortan a mitad.
Un pequeño sepulcro exento, de estilo románico, contiene los restos de un niño al que los últimos estudios le sitúan como uno de los hijos de Alfonso VIII (rey de Castilla entre 1158 y 1214).
el Cimborrio
Se levanta espectacular en el centro de la iglesia este Cimborrio, atribuido a Juan de Vallejo y a Juan de Langres. La noche del 4 de marzo de 1539 se cayó la anterior torre central que había levantado casi 100 años antes Juan de Colonia. Ese mismo año de 1539 se comienza la construcción de este llegando en 1550 al final de los pilares (anno domini 1550) y concluyéndose completamente, sus más de 40 metros de altura, en 1567.
Tiene una marcada decoración de estilo renacentista donde se señalaron, mediante sus símbolos, a los principales benefactores de esta obra; la ciudad de Burgos, el obispo Álvarez de Toledo, el rey Carlos V y el Cabildo Catedral.
A los pies de este cimborrio y en el centro de la catedral se depositaron en 1921 los restos del Cid y su esposa doña Jimena.
En una sencilla losa de jaspe granate en el suelo, en el centro físico del templo y bajo la gran estructura del cimborrio, se depositaron en 1921, con motivo del 700 aniversario de la catedral, los restos del Cid Campeador y su esposa doña Jimena. De este modo la ciudad volvía a darles una sepultura estable.
Tras la muerte de don Rodrigo Díaz en Valencia en 1099 Jimena traslada su cuerpo al monasterio de san Pedro de Cardeña en Burgos donde ella pasó el destierro del Cid. A principios del siglo XIX, con las revueltas napoleónica, la tumba fue saqueada y se perdió la pista a una gran parte de los huesos. Los que se consiguieron retener y los que fueron devueltos quedaron bajo la tutela del ayuntamiento de la ciudad.
Retablo Mayor
Dependiente de las conclusiones del recién terminado Concilio de Trento en este gran retablo se reflejan una exaltación de la figura de la Virgen: con la imagen de santa María la Mayor en el centro, la Asunción (en la siguiente altura), la representación de su Coronación (imagen superior), o distintos relieves sobre escenas de la vida de la Virgen; El superdesarrollado tabernáculo, bajo santa María la Mayor, refuerza la renovada importancia de los ritos de la eucaristía; El impulsado culto a los santos, decorando las columnas del primer cuerpo, y a las reliquias, este retablo acoge las de las santas Centola y Elena, completan las ideas "trentinas".
Las características de su estilo Manierista quedan reflejadas en el uso de imágenes de gran proporción, como las de los doce apóstoles, o en el uso de columnas decorativas usando los tres órdenes clásicos (dórico, jónico y corintio) en orden ascendente en cada uno de los tres cuerpos.
el Coro
En primer término está la estatua yacente del obispo fundador de la catedral, don Mauricio fallecido en 1238. La imagen, un armazón de madera recubierto de cobre con esmaltes adornándolo, se data en 1260. Los restos mortales del obispo están enterrados a los pies del altar mayor que era el centro del coro en su ubicación original. Tras muchas indecisiones en 1552 termina siendo asentado el nuevo coro en este lugar que ahora ocupa.
Un facistol sostiene el gran libro cantoral que permitirá seguir la partitura a cada uno de los canónigos sentados en las dos alturas. Todo el coro está fabricado en nogal y las incrustaciones son de madera de boj. La primera dirección y diseño estuvieron a cargo de Felipe Vigarny a partir de 1506. En 1610 se decidirá unir los dos lados creando la sillería frontal donde se ubicará la silla arzobispal.
En la fila inferior las 44 sedes se decoran con una muy variada temática profana; juegos, mitos, escenas cotidianas, oficios, etc, además de figuras del gusto renacentista como grutescos o puttis. Los paneles sobre los respaldos de este nivel relatan diversas escenas bíblicas o hagiográficas. En la sillería superior se representan 65 episodios de la vida de Cristo. Van desde la Anunciación hasta la aparición a santo Tomás. En lo alto del coro un zócalo corrido muestra 59 episodios del Génesis.
Los órganos son posteriores, el del lado sur (lado de la epístola) es de mediados del siglo XVII. El opuesto, del lado norte (lado del evangelio) ya será de principios del XIX.
capilla de la Natividad
El sepulcro del arcediano Pedro Fernández de Villegas lo realizó Simón de Colonia entorno a 1510 inspirándose en el que realizara en la capilla de santa Ana para Díez de Fuentepelayo. Villegas fue un reconocido hombre de letras ya en su tiempo. Entre otros trabajos estudió y tradujo por primera vez al castellano "El Infierno" de Dante.
Se comienza la capilla el mismo año que el retablo mayor comparten por tanto algunos autores y sobre todo las características del estilo Manierista. Así, el retablo presenta unas grandes proporciones en las figuras y columnas, estas últimas ocupan casi el alto del retablo. Las escenas representan momentos de la Virgen con la Natividad en el espacio central.
Una gran cartela nos dice que es capilla funeraria para la mujer e hijas del mercader Pedro Gonzalez de Salamanca. Es una época esta en la que se permite realizar capillas funerarias a familias fuera del clero. En este caso unieron dos viejas capillas originales conocidas como de san Gil y san Martín, de las que se conservan los dos sepulcros sobre la sillería y la losa del suelo.
capilla de la Anunciación
Normalmente cuando el cabildo atiende la petición de un particular sobre un espacio en el que realizar su enterramiento exige el mantenimiento de ciertos elementos o símbolos que recuerden el antiguo sentido de dicho lugar. Aunque el nuevo patrono promueva una obra integral que refleje su estatus socioeconómico siempre se cumplirá esa prerrogativa. En 1635 el nuevo patrono, Juan de la Torre y Ayala, tiene previsto reestructurar la capilla levantando una nueva bóveda inspirada en la de la contigua capilla de la Natividad. Sin embargo, quizás por falta de medios, la capilla mantuvo su aspecto primitivo. Torre de Ayala terminara limitando su mano a levantar la reja donde plasmará su escudo familiar.
Un retablo se realizó en 1540 y presenta una sencilla estructura y entre las figuras que se representan está la de san Antonio Abad que es una de sus advocaciones antiguas. Otro retablo en piedra recoge otra antigua veneración de la capilla, a la Magdalena.
Un sepulcro labrado en el muro acoge el enterramiento de un religioso sin identificar.
capilla de san Gregorio
Esta capilla mantiene la estructura y advocaciones originales. Se la conoce como de san Gregorio pero también fue, y sigue siendo, la capilla de los ángeles y capilla de san Juan Bautista. Unos arcos tapiados en el muro frontal, seguramente consecuencia de la edificación, 200 años después, de la vecina capilla de los Condestables, son las únicas transformaciones en su arquitectura desde que se construyera hacia 1230.
En 1576 el papa Gregorio XIII le otorgó la categoría de altar privilegiado de esta catedral. Con ello las misas celebradas en esta capilla también se realizan por las ánimas del purgatorio. Así lo acreditan las cartelas en los muros de la capilla.
>En el centro se situaba el sepulcro del obispo Gonzalo de Hinojosa (1327) pero se mando encastrar en la pared de la izquierda en 1576 para liberar el espacio central. En la pared opuesta se colocó el del obispo Lope de Fontecha (1351) traído aquí desde la capilla de Santiago.
relieves Girola
En 1498 en cabildo catedralicio saca a concurso el proyecto para cerrar los tres arcos centrales de los cinco que separan esta girola del altar mayor. Con esta obra quieren por un lado contener las corrientes de aire frío que padecen cuando realizan los oficios de culto, y por otro lado decorar con mensaje cristiano esos tres grandes lienzos de piedra frente a la recién comenzada capilla de los Condestables.
El borgoñón Felipe de Vigarny, que se encuentra circunstancialmente en Burgos, gana el trabajo presentando un revolucionario proyecto de alto relieve con los primeros elementos renacentistas.
capilla de los Condestables
Tambien llamada como de la "Purificación de la Virgen". Fue construida por Simón y Francisco de Colonia entre los años 1482 y 1517, y en ella trabajaron Gil y Diego de Siloe, Felipe de Vigarny, León Picardo y Cristobal de Andino. Se levantó sobre la anterior capilla de san Pedro de la que quedan los dos primeros muros a la entrada donde se mantienen dos sepulcros de principios y mediados del siglo XIV. A esta zona de entrada, a modo de vestíbulo, se la conoce como antecapilla.
En el centro se hallan las estatuas yacentes de los fundadores de la capilla: Don Pedro Fernández de Velasco y su esposa Doa Mencía de Mendoza y Figueroa. Las realizó Vigarny en marmol blanco de Carrara. Este sepulcro y sus esculturas se realizaron entre 1525 y 1534, entorno a 30 años después de la muerte de los retratados. Junto a estos se ve un gran bloque de jaspe que mandó traer el nieto de los condestables con idea de hacerse enterrar junto a sus abuelos pero que finalmente acabó enterrado en el pueblo burgalés de Medina de Pomar, de donde la familia era originaria. En uno de sus lados se intuye que pesa 966 arrobas (unos 11.000 kilos).
El retablo central está dedicado a la Presentación de Jesús en el templo y Purificación de María, es obra de Felipe Vigarny y Diego de Siloe y decorado por León Picardo. De abajo a arriba el primer tramo, que se conoce como predela, presenta tres relieves que representan; la Visitación, el Nacimiento de Jesús, y la Anunciación. Sobre esta predela, en lo que se conoce como el primer cuerpo, se ve la escena que representa la Purificación de María y la Presentacin de Jesús en el Templo. Esta obra fué realizada entre Vigarny y Diego de Siloe. En un segundo cuerpo aparecen tres estatuas independientes que representan a Jesús en tres momentos; orando en el monte de Getsemaní, atado a la columna, y cargando la cruz. También son obras de Vigarny y Diego. Sobre este cuerpo está el ático del retablo donde se ve un Cristo crucificado (de la mano de Vigarny) y las figuras de la Virgen y san Juán a cada lado.
A la derecha, el retablo de "Santa Ana" rodeada de santas. Terminado en su altura con una imitación de las agujas de las torres que acenta el estilo gótico del retablo. Todas las figuras son de santas con santa Ana, madre de María (en sus brazos), en el centro, y están atribuidas a Gil de Siloe, excepto la escena inferior de Cristo muerto que es de su hijo Diego.
A la izquierda, el retablo de "San Pedro", obra de Diego de Siloe y Felipe Vigarny hacia 1523. Este retablo es contemporáneo a los otros dos sin embargo los autores optaron por hacerlo al estilo renacentista con columnas dóricas y jónicas delimitando los espacios para las figuras. Entre estas figuras destacan la central de san José y la de san Jerónimo como penitente atribuida a la mano de Diego de Siloe.
Los grandes escudos que se repiten en la primera y segunda alturas corresponden a las familias de los Condestables. Estos escudos también se repiten en los almoadones de las estatuas del sepulcro.
En la tercera altura se encuentran los restos de las vidrieras renacentistas que Arnao de Flandes colocó hacia 1500 y 1510.
Sobre todo ello está la primera gran bóveda calada formando una estrella de ocho puntas. Esta luz cenital está en relación con el concepto de la luz como eje principal de la capilla. En cada punta de la estrella están las réplicas (las originales se exponen en el claustro bajo-Área de interpretación) de las claves.
En 1528 Felipe Vigarny termina el coro de nogal que hay a los pies del órgano. El órgano es del siglo XVI y se le conoce como de Antonio de Cabezón.
La sacristía tiene una puerta construida y decorada por Francsco de Colonia en 1517. El plateresco recarga y llena de pequeños detalles sus ornamentaciones como si fuesen trabajos en plata. La puerta es de madera de nogal.
sacristía Mayor
Es el último espacio reedificado de la catedral. Tras lo que parece era una demanda histórica sobre las malas condiciones de la sacristía en 1765 se realiza la actual. Propio del momento es su estilo rococo más habitual para espacios palaciegos que para los religiosos.
Unas grandes cajoneras de madera de peral labradas con paisajes, guardaban las ropas para las celebraciones que se realizaban en el altar mayor de la nave central. Los grandes espejos, de elaboración holandesa, ayudaban a la hora de "revestirse".
Una bóveda con linterna central sirve para representar el coro celestial profusamente decorado según temática y forma del estilo del momento.
En los cuadros, pintados por Lucas Jordán o su taller, se representan siete momentos de la vida de la Virgen.
claustro alto
A pesar de estar construido entre 1260 y 1270 a este claustro se le conoce desde tiempo atrás como claustra nueva para diferenciarla del claustro de la anterior catedral románica del cual aún se conservan los lados oeste y sur que corresponden a la actual capilla del Santísimo Cristo de Burgos, y a las oficinas catedralicias.
Consta de dos pisos. Uno al nivel de la catedral y otro a nivel de la calle (claustro bajo). Entre algún momento a principios del siglo XV y hasta su desmantelamiento ya casi en el XX existió una tercera altura sobre esta dedicada en un principio a las dependencias de los canónigos de la catedral y que en los últimos tiempos termino sirviendo de almacenes.
El primer enterramiento se coloca relativamente pronto (1323) sólo cincuenta años después de su construcción. Se tratará de un civil, el caballero Ferrán Fernandez de la Dehesa. Este hecho junto con las lápidas que se pueden ver en algunos lados pegadas al muro, refuerzan la teoría de que este espacio fue ideado también como lugar para enterramientos. Desde ese momento y hasta finales del siglo XVI varios canónigos y dignidades catedralicias mandaron descansar su cuerpo aquí. Otros sepulcros fueron trasladados desde el interior de la catedral e incluso desde dentro del propio claustro.
En los cuatro manchones que conforman las esquinas de los lados interiores hay grupos escultóricos originales y en cada espacio de los lados exteriores diferentes figuras representativas de reyes, obispos y personajes bíblicos, ya de época posterior.
Las vidrieras son de época moderna, de la restauración integral que Vicente Lamperez realizó entre finales del siglo XIX y principios del XX
Ocupa la esquina interior que conforman las crujas norte y oeste del claustro alto.
La realizó íntegramente Juan de Vallejo en torno al año 1545.
Sin documentación sobre su construcción ni función original, su historia se deduce de los nombres que va recibiendo a lo largo del tiempo, de los personajes y familias aquí enterradas, o de sus símbolos que la decoran.
Se estima que sería edificada entre 1371 y 1375, y con cierta seguridad su fundación se deba a la propia fábrica catedralicia.
Una planta rectangular es cubierta por dos simples bóvedas culminadas con dos claves que llevan adornado de un castillo o escudo de armas de la familia de Castellanos. Comparte con su contigua capilla de santa Catalina elementos del viejo gótico como el arranque de las columnas a media altura en lugar de desde el suelo.
Una magnífica escalera, construida por Fray Martín de la Haya en 1596, sube al archivo histórico de la Catedral.
Algunas de sus denominaciones como; de Corpus Christi, o de la santa Cena, o del Cuerpo de Cristo nos remiten directamente a su advocación original y más consistente en el tiempo. Otras como; de los Castellanos, o de Juan Estébanez hacen referencia a familias asociadas con este espacio.
Pero sin duda la mas misteriosa es la de Juan Cuchiller, aparecida en el siglo XVIII y sin fundamentación conocida.
Dos pares de ellas serán trasladadas a esta capilla y están suficientemente documentadas mientras que el resto, originales de este espacio, son un pequeño cúmulo de hipótesis.
El matrimonio formado por Miguel Esteban de Huerto del Rey (1283) y Doña Ucenda de Prestines (1296)
y situado en el descansillo de la escalera, fueron trasladados aquí desde el claustro bajo en 1489.
El otro matrimonio, cuyos sepulcros están situados bajo los arcos de la escalera, corresponde a los condes de Castañeda; Garci Fernández Manrique y Aldonza de la Vega, trasladados a este lugar desde el claustro bajo en 1854.
El sepulcro del suelo es original de la construcción, posterior a 1375. La documentación llega a asignarle hasta tres sepulturas de las cuales dos serían; Garci Fernández de Castellanos (1375) y Pedro Estébanez de Castellanos (1409).
Los principales apellidos de las ramas familiares relacionadas con el principio de esta capilla del Corpus Christi.
sala Capitular
De estilo gótico-mudejar, del siglo XV. En ella se exponen algunas de las pinturas más importantes que conserva la Catedral.
Se manda construir a principios del siglo XIV para sustituir a la anterior sala capitular. Pronto recibirá un altar teniendo que asumir así también las funciones de capilla, e incluso será sacristía a principios del XVIII.
En 1316 el obispo Gonzalo de Hinojosa y el cabildo catedralicio llegan a un acuerdo sobre unas casas que se habían ido edificando aprovechando el muro exterior del claustro alto, para edificar una nueva sala capitular que sustituyese la que se estaba usando en ese momento conocida como capilla de san Pablo.
Se levanta entonces este sorprendente espacio a medio camino entre las viejas capillas de la segunda mitad del siglo XIII, contemporáneas al propio claustro, y las capillas de la nueva etapa constructiva que arrancará a mediados del XV. En su construcción se combinan elementos del viejo gótico, como el arranque de las columnas a media altura en lugar de desde el suelo, con elementos muy avanzandos como una amplia y delicada bóveda estrellada.
En los capiteles de las columnas se representan relieves con escenas de corte literario relacionados con dos de los principales temas de los libros que corrían por la corte europea de la época; los cantares de gesta y el amor cortés.
Decoran las paredes los cuadros con los obispos y arzobispos que se suponen han estado al frente de la diócesis burgalesa desde su origen allá como diócesis de Oca. Una tradición que comenzó a finales del siglo XVI y que fue repintada casi en su totalidad por Nicolás Cuadra a principios del XVIII.
Recorre todo el perímetro de los muros de la capilla y es de principios del siglo XVIII cuando el arzobispo Navarrete transformó este espacio en sacristía mayor. Se usaba para guardar diversos ropajes eclesiásticos como espacio de apoyo a la sacristía mayor.
capillas de san Juan Bautista y de Santiago
En estas dos capillas, ahora unidas, se expone lo más importante del tesoro litúrgico-religioso de la Catedral. Destacan:
Las pinturas hispano-flamencas del antiguo Armario de las Reliquias.
El cuadro de la Resurrección , de Ambrosius Benson.
El cáliz y portapaz de la Virgen, donación de los Condestables de Castilla.
La cruz procesional, de Juan de Arfe y Juan de Orna.
El Cristo atado a la columna, de Diego de Siloe.
La serie de tapices flamencos.
claustro bajo
A comienzos del siglo XX la importante restauración de Vicente Lamperez reintegra este maltratado claustro bajo que con el tiempo había ido convirtiéndose en lonjas, cantinas, boticas, etc. La crujía sur fue pasadizo de calle hasta finales del siglo XX.
En la actualidad su espacio, restaurado en 2007, sirve como centro de interpretación dentro del recorrido turístico.